El uso de imágenes para describir nuestras emociones instantáneas es como una foto…pero de otro.
¡Buscando promoverme! ¡Generar crisis UPSSSSS…
Este 17 de julio se celebra el Día del Emoji, que definiremos como la representación social individual, o sea una fotografía impersonal de una emoción. Su uso se ha convertido en todo un lenguaje lleno de simbolismos en el Imaginario Colectivo que, aunque práctico, no deja ser una fotografía de otro que refleja mi sensación, percepción o emoción en un momento preciso. Describe un instante impermanente que se ve reflejado en una imagen que, el otro, interpreta desde su percepción, sensación o emoción de un impulso dentro de una conversación digital.
Lo efímero, pero constante y a veces trascendente, es preguntarse en el mundo de los simbolismos si este emoji refleja lo que yo siento y percibo en el momento, y más aún, si el otro lo percibe del mismo modo. Dado que las conversaciones en redes son planas, donde en la mayoría de las veces, el tono emocional este dado por la percepción y matices del que lo recibe y lee; parecería que nos movemos en un mundo subjetivo entre lo que yo pienso que el otro está pensando de lo que yo quiero decir y lo que yo quisiera realmente expresar, y que ese otro leyera y comprendiese. Mundo complicado y lleno de vaivenes emocionales que les son otorgados a las palabras y a los emojis, en un contexto de una comunicación individual o grupal. Es un universo donde los simbolismos se pueden desvirtuar y llevarnos por caminos irreconocibles de significantes, que no sabremos como los interpreta el lector, sino hasta que él responde, esperando que haya interpretado lo que yo quise decir, de lo contrario, me contestará con una incongruencia de acuerdo con mi percepción, interpretada desde una lectura de una palabra o un emoji.
Lo interesante para nosotros en #digitalstatistics es la concepción y la construcción de modelos e indicadores que nos permiten, no solo obtener la tonalidad emocional en un contexto real, sino la respuesta emocional del que escribe y el que escucha, desde una perspectiva psicológica y social, llena de simbolismos que hemos logrado convertir en indicadores que nos permiten aterrizar contenidos, imágenes y símbolos en emociones que, entrelazadas entre sí, nos permiten establecer parámetros de la narrativa y sus contenidos semióticos para entender y analizar a profundidad un universo digital complejo en sus profundidades, aunque, a veces, superfluo en su expresión. Clave determinante en el uso de la semántica y semiótica para entender ejes temáticos, direccionalidad del contenido, emocionalidad de las expresiones e imágenes en un análisis metodológico y estadístico que nos refleje un verdadero impacto, “engagement” en el universo digital de los individuos, ideologías e identidad de marcas, tan utilizados en redes sociales, y en muchas ocasiones sin entendimiento y dirección que beneficie al hablante en los simbolismos del colectivo digital al que queremos representar.